Haciendo un recuento de logros alcanzados durante mis 53 años de ser miembro del Colegio, hay algunos que quisiera compartir con las generaciones actuales para que ellos continúen con la tarea del mejoramiento continuo de todos los aspectos que, de una u otra forma, inciden en la vida profesional.

Durante mi presidencia en el Colegio, se creó el reconocimiento al Contador Meritorio y Distinguido de Panamá para exaltar a miembros panameños de la profesión, el cual fue otorgado durante muchos años y cuya práctica se descontinuó sin razón alguna, siendo esto que pudieran retomar las nuevas generaciones. En mi presidencia del IV Congreso Nacional de Contadores, se logró la obtención de la personería jurídica del Congreso y, además, se presentó al pleno el Código de Ética que posteriormente se convirtió en documento oficial de la profesión y es de actual vigencia.

Recibí un llamado para ocupar la Dirección General de Ingresos, el cual acepté durante tres años, lo que me permitió realizar gestiones que afectaron positivamente las actividades de los Contadores Públicos Autorizados. A través de la emisión de decretos y resoluciones, se les trasladaron tareas y responsabilidades en diligencias fiscales, contribuyendo de esta forma a elevar y promocionar la imagen del Contador en nuestra comunidad. Se creó el digito verificador (D.V.) para adicionarlo al R.U.C. y así facilitar los trámites informáticos. Ahora, aunque pueda considerarse como irrisorio, se estableció la metodología de la presentación de las declaraciones de renta mediante diskettes, siendo así el primer país latinoamericano que lo hacía. También se autorizó el pago de los impuestos a través de la red bancaria, lo que fue innovador y de gran alcance para todos los contribuyentes, ya que facilitaba el cumplimiento de las obligaciones tributarias y eliminaba el engorroso cheque certificado.

Concurrentemente, como Director General de Ingresos, fungí como presidente de la Lotería Nacional de Beneficencia y se logró el regreso al ánfora para sacar los números premiados, abandonándose el sistema electrónico por aire tan repudiado por muchos, lo que resultó además en un incremento en la venta de los billetes y chances.

Fui gestor del Decreto Ley No.5 de julio de 1998, mediante el cual se actualizaron ciertas disposiciones en el Código de Comercio y se estableció la obligatoriedad de estados financieros auditados por Contadores Públicos Autorizados y se referenciaron a las normas de contabilidad y procedimientos de auditoría, generándose así trabajo permanente para la profesión. Posteriormente, tuve participación relevante en la preparación de la Ley No.6 de 2005, mediante la cual se reafirmó la obligatoriedad de la implementación de las Normas Internacionales de Información Financiera (NIFFs) y se le asignaron funciones a la Junta Técnica de Contabilidad para velar por el cumplimiento de las normas y procedimientos de contabilidad y auditoría. La Comisión de Normas de Contabilidad Financiera del Ministerio de Comercio e Industrias emitió una resolución haciéndole un reconocimiento público por su contribución al desarrollo de la profesión.

Tuve la distinción de ser designado como Representante Especial del Presidente de la República para coordinar la acción gubernamental en lo relativo a la modernización del Registro Público. Seguro que la nueva generación no recuerda los miles de tomos grandes y pesados manuscritos donde se asentaban todos los registros de las sociedades, actas, escrituras, compras de inmuebles. Esos miles de tomos fueron digitalizados y archivados electrónicamente, de tal forma que la información se podía accesar remotamente y, además, los nuevos documentos que se generaban se digitalizaban incorporándose al sistema del Registro Público. Este sistema fue la base de lo que actualmente se encuentra instalado.

Lo que me motivó a preparar este recuento de hechos es que sirva como ejemplo para todos los profesionales y que se animen, ya sea individual o colectivamente, a realizar acciones que dejen huellas y sirvan de inspiración a los que vendrán en el futuro. Nuestra profesión es muy versátil y con iniciativa se pueden alcanzar logros, además de experiencias enriquecedoras.